“Siempre fuiste así, de esas personas
que miraban mejor con los ojos cerrados. Que se mojaban bajo la lluvia,
que corrían descalzas sin importar el frío del suelo.
Y yo trataba de encontrar respuesta a todo, a tu silencio, a tu risa, a los incontables minutos en los que la pared o cualquier objeto te hipnotizaban.
Y yo preguntando si en esos instantes pensabas en mi. A ti había que amarte a besos largos y voz bajita, enseñarte el mundo con la punta de mi dedo, mostrarte que el sol podía ser amarillo o naranja. Mostrarte a besos que las mejores conversaciones deben terminar así.
La simplicidad que había en tu manera de ver el mundo, jugar con una mariquita mientras te recorría la mano, encontrarle figuras a las nubes e incluso comértelas. Había que mostrarte el mundo como un gran campo de sueños, de flores, de sonidos… Besarte y después reír, porque recordabas la plática de la noche anterior, donde con voz de caricatura, te había cantado hasta dormir.
Y sentir temor de cerrar los ojos y no encontrarte en mi almohada… pero no era así, estabas ahí, descansando, soñando, que sé yo, sueños donde yo no aparecía.
Y sentir celos por no poder estar en ellos y aun así amar la manera en cómo te veías soñando.”
Y yo trataba de encontrar respuesta a todo, a tu silencio, a tu risa, a los incontables minutos en los que la pared o cualquier objeto te hipnotizaban.
Y yo preguntando si en esos instantes pensabas en mi. A ti había que amarte a besos largos y voz bajita, enseñarte el mundo con la punta de mi dedo, mostrarte que el sol podía ser amarillo o naranja. Mostrarte a besos que las mejores conversaciones deben terminar así.
La simplicidad que había en tu manera de ver el mundo, jugar con una mariquita mientras te recorría la mano, encontrarle figuras a las nubes e incluso comértelas. Había que mostrarte el mundo como un gran campo de sueños, de flores, de sonidos… Besarte y después reír, porque recordabas la plática de la noche anterior, donde con voz de caricatura, te había cantado hasta dormir.
Y sentir temor de cerrar los ojos y no encontrarte en mi almohada… pero no era así, estabas ahí, descansando, soñando, que sé yo, sueños donde yo no aparecía.
Y sentir celos por no poder estar en ellos y aun así amar la manera en cómo te veías soñando.”
-Fragmentos de no sé que, Mercedes Reyes Arteaga