La
humedad de nuestros cuerpos se hizo presente. El sudor de tu frente, el
ardor en mi espalda y la oscuridad de la noche, fueron en conjunto el
preludio de nuestra fusión.
Por tu boca resbalaron gemidos, hilillos de saliva, incluso escuché "...repetir mi nombre como una letanía. Bajito. Así es como mi nombre se convirtió en un lamento" y el calor que envolvía la habitación, en parte, se debía a esa debilidad que tengo por hacerte mía y decirte al oído cuanto te quiero.
Juan Márquez®
Por tu boca resbalaron gemidos, hilillos de saliva, incluso escuché "...repetir mi nombre como una letanía. Bajito. Así es como mi nombre se convirtió en un lamento" y el calor que envolvía la habitación, en parte, se debía a esa debilidad que tengo por hacerte mía y decirte al oído cuanto te quiero.
Juan Márquez®