Dice que se enamoró de mi sonrisa, de mi manera de reír sin recato ni vergüenza, dice que se enamoró de mis ojos oscuros como la noche sin estrellas y también dice que soy como el cielo nublado, inquietante y misteriosa, pues oculto tesoros que a pocos enseño.
Dice que se enamoró de nuestras charlas sin límite de tiempo, que se interesó por mí cuando me notó sincera y simpática, sin necesidad de adular o ser complaciente.
Dice que le gustaron mis labios al moverse, mi voz al cantar alegremente aunque desafinara y dice que le encantaron mis piernas algo desparejas, torcidas y largas.
Dice que mi andar es singular, que camino contorsionándome, que mis dedos son elegantes, que mi cuello es ideal para besarlo y que mi cintura parece un imán para sus manos.
Dice que se derrite de ternura al oírme hablar emocionada, que mis mejillas son espectaculares cuando están sonrojadas y que mis orejas parecen mordibles y apetitosas.
Dice que solo pensaba ser mi amiga, pero que por culpa de mis virtudes y encantos, ella se volvió lesbiana...
Dice que le gustaron mis labios al moverse, mi voz al cantar alegremente aunque desafinara y dice que le encantaron mis piernas algo desparejas, torcidas y largas.
Dice que mi andar es singular, que camino contorsionándome, que mis dedos son elegantes, que mi cuello es ideal para besarlo y que mi cintura parece un imán para sus manos.
Dice que se derrite de ternura al oírme hablar emocionada, que mis mejillas son espectaculares cuando están sonrojadas y que mis orejas parecen mordibles y apetitosas.
Dice que solo pensaba ser mi amiga, pero que por culpa de mis virtudes y encantos, ella se volvió lesbiana...
Patricia Medina