No puedo creer que alguna vez pensé en rendirme, hoy me río de todas las lágrimas que derramé por ti, te hice el centro de mi vida, puse en torno a tu figura toda mi felicidad, creí que el mundo se desmoronaría con tu partida, me equivoqué de manera tan idiota que no puedo evitar carcajearme, llena de incredulidad.
Recapacité, en vez de seguir revolcándome en el lodo de mi tristeza, salí de ahí, abandoné mi miseria, observé la vida desde otra perspectiva, conocí personas, encontré gente que creía perdida, recompuse amistades, puse énfasis en el amor propio.
Hoy me río de esa etapa oscura en la que pensaba habitualmente en el suicidio, meneo la cabeza diciéndome que invertí mal el tiempo, lamentándome y sufriendo de manera tan profunda por un tipo que no valía la pena...
Hoy les digo a todos los que me lean, que no hay dolor que sea eterno, ni desilusión que se merezca nuestra autodestrucción, porque la vida siempre nos obsequia nuevas oportunidades para soñar y ser felices...
Recapacité, en vez de seguir revolcándome en el lodo de mi tristeza, salí de ahí, abandoné mi miseria, observé la vida desde otra perspectiva, conocí personas, encontré gente que creía perdida, recompuse amistades, puse énfasis en el amor propio.
Hoy me río de esa etapa oscura en la que pensaba habitualmente en el suicidio, meneo la cabeza diciéndome que invertí mal el tiempo, lamentándome y sufriendo de manera tan profunda por un tipo que no valía la pena...
Hoy les digo a todos los que me lean, que no hay dolor que sea eterno, ni desilusión que se merezca nuestra autodestrucción, porque la vida siempre nos obsequia nuevas oportunidades para soñar y ser felices...
Patricia Medina
