Traigo mis letras llenas de su ausencia.
Traigo el ruido de su soledad sabiendo a nada bueno: a desprecio, a sueño, a una madrugada maldita, al horrible suspenso, al terror de verle, a morir a su lado, a volver a quedarme sola en la mitad de la calle y que ella se vaya y no me regale un poco de vida.
Traigo el ruido de su soledad sabiendo a nada bueno: a desprecio, a sueño, a una madrugada maldita, al horrible suspenso, al terror de verle, a morir a su lado, a volver a quedarme sola en la mitad de la calle y que ella se vaya y no me regale un poco de vida.
— Marceline