Me gusta la forma que tienes para
desordenar mi vida. Te encuentras habitando cada parte de mí: y nada
puede ser más bonito. ¿Recuerdas? Te he dicho que aquí me quedo,
queriéndote hasta los huesos. Y mereces más. ¡Mucho más! Cariño; voy a
conquistarte desde cero. Y empezaré por decirte, que quiero conocer cada
lunar que esconde tu cuerpo, los contaré uno por uno. Y por cada lunar, peca, o herida: besaré tu boca, y luego, buscaré alguna forma de hacerte saber que he soñado con
que te quedas conmigo para siempre. Aunque para siempre sólo duré un
momento. Está bien. Creo que nos hemos quedados en el mismo tren, y
luego en el mismo anden, tomados de las manos, caminando superficies
mojadas, llenas de luces: la ciudad. ¿Sabes? Me gusta imaginar cuando
sonríes. Porque sí, porque cuando lo haces, tomo un rumbo que me da a la
puerta de tu casa. Porque si sonríes, me dan ganas de volar, y me
sonrojo buscándote todo el tiempo. Porque, si sonríes, las esperanzas
nos toman desprevenidos y nos lleva a un viaje que sólo tú y yo
entendemos: y no importa resto. Debe haber mucha gente allá afuera. Y yo
sólo quiero que me abraces fuerte, con tus kilómetros demás, y tu vida
revuelta, con tus brazos, manos, y me sujetes para no caer en el abismo.
¡Te quiero! Y no hay una chica más guapa que tú. Ven, y hagamos que
todo esto valga la pena. Me gustas.
✎ David Ruiz